domingo, 23 de enero de 2022

POBLADO IBERICO LA CREUTA

                        


 

Marina Estarlich Martorell

                                 Ramón Estarlich Candel

Cronistas de Antella.

 

POBLADO IBERICO “LA CREUETA”

En el término de Antella se han localizado varios yacimientos arqueológicos que dan constancia de la ocupación huma en la zona, entre los que mencionamos los de: la Font Dolça localizado en la partida del término del mismo nombre; otro al sur de la población, en la partida de la Habana, junto al cauce del rio Júcar; en la Cueva del Barranc de les Moreres y en la cueva el Sirerer que está en el barranc del Llop

De todos los asentamientos humanos del que más restos se conservan, así como el más popularmente conocido, es el poblado ibérico que está situado en la cima del cerro conocido con el nombre de "La Creueta Alta", situado a 150 metros sobre el nivel del mar, en las últimas estribaciones de la sierra Martés en el polígono 11 parcela 117 y está ubicado en las coordenadas 0º 35' 10'' de longitud Oeste y 39º 05' 04'' de latitud Norte.

Un médico que ejercía su profesión en nuestro pueblo de Antella, el doctor Francisco Roig, sentía gran atracción por la arqueología y visitó y realizó exploraciones en el citado poblado, y en el año 1931 publicó en el periódico Las Provincias un artículo con motivo de “L’any arquelogic valenciá” dedicado a este asentamiento lo que contribuyó a la difusión de la existencia del Poblado Ibérico de Antella.

Posteriormente el valenciano Nicolás Primitivo Gómez Serrano, Académico del Centro de Cultura Valenciana, y miembro de la sociedad Lo Rat Penat, al tener constancia de esta noticia, por los informes del doctor Roig, lo visitó en la década de los años 1930 a 1940 realizando estudios sobre el poblado al mismo al tiempo que iba realizando prospecciones y como fruto de su trabajo nos ha dejado una fuente de información sobre el poblado.

Tiempo después, el 17 de junio del año 1965, Enrique Plá Ballester, director del Museo de Prehistoria de Valencia hizo una prospección del poblado y catalogó los restos arqueológicos encontrados, y por, el tipo de pasta de las vasijas ibéricas, la existencia de terra sigilata y el fragmento de lucerna de barniz negro brillante de época republicana que él encontró en su actuación, hacen situar cronológicamente este poblado, entre los siglos III y I antes de Cristo.

Entre los restos arqueológicos que se han encontrado hay gran cantidad de trozos de cerámica, pero muy fragmentadas:

ü  una figura de mujer hecha de barro, con vestiduras hasta los pies, pero sin cabeza ni brazos perteneciente, presumiblemente. al periodo del siglo IV antes de Cristo, que quedó depositada en el Centro de Cultura Valenciana, hoy Real Academia de Cultura Valenciana.

ü  una pequeña banqueta circular de piedra, de una sola pieza, cerámica típicamente ibérica, fragmentos de platos y jarras de pequeño grosor, vajillas decoradas bien con motivos florales o geométricos barnizados en color rojo o rosado.

ü    una vasija tipo obús bellota de la época fenicio-púnica, barnizada en su interior, que fue restaurada por un vecino de Alberic y la conserva en su domicilio.

 

                  [ Fragmentos de cerámica]

Una característica muy peculiar de este poblado que le da un gran valor arqueológico es la abundancia de piedras de molino que se han encontrado, uno por casa, siendo esta la principal diferencia con el poblado de La Bastida de Moixent, donde solo había un molino en el centro del pueblo. Este dato nos permitiría afirmar que los habitantes del poblado ibérico de Antella vivían básicamente del trabajo agrícola, y disponían en sus casas de un molino de cereales, de los cuales se conservan muchos restos. Entre las muestras recogidas hay que destacar 2 ruedas que aparecieron completas, y 5 mitades y 8 partes con asas y orificios de sujeción y otras sin las asas.

Las ruedas de los molinos están hechas con la misma clase de materia prima pues se trata de una variedad de piedra porosa con incrustaciones de jacintos de compostela que ofrece un excelente rendimiento para triturar y moler el cereal.

                  

                         Piedra de molino

 El tamaño de las ruedas de molino oscila entre los 30 y 60 cm de diámetro, siendo su grosor variable, entre 5 y 25 cm, en función del desgaste producido por el tiempo de trabajo realizado, pues con el rodamiento las muelas, al rozarse, se iban deteriorando poco a poco y perdiendo su grosor.

Los escasos restos arqueológicos localizados corresponden a materiales encontrados por particulares que poco a poco han expoliado el yacimiento y aumentando su colección particular, que se debería recuperar para que no se pierdan por completo los restos existentes en los yacimientos, que están en una situación de degradación completa.

A mediados del siglo I antes de Cristo, este asentamiento, empezó a despoblarse al trasladarse sus habitantes en busca de tierras bajas aptas para cultivo y donde hubiera mejores pastos para su ganado, posiblemente a una zona en las tierras que conocemos hoy como partida de la Havana, de la que hemos hablado, encontrándose estas tierras cercanas a las de la partida de la Charquia junto al río y frente al castillo de Sumacarcer.

Hemos visitado el poblado subiendo por la ladera este por ser este camino el que presenta menos dificultad para acceder a la planicie y llegar al poblado, por tener una pendiente menos pronunciada, llegando con el coche por camino asfaltado hasta el punto que se conoce con el nombre de balcón de Antella desde el que se divisa una panorámica de la población y del valle de Carcer, y desde allí por una senda descuidada llegamos al poblado, mientras que subir por la parte Sur, que deriva hacia el antiguo camino que se llamaba El Estret, por el que discurre la actual la carretera que conduce al pantano de Tous así como la parte que mira al oeste presentan pendientes abruptas y costosas de acceder por ellas y por la parte Norte que es limítrofe con una gran planicie conocida como El Palmeral perteneciente al término municipal de Tous y para llegar a ella hay que dar un gran rodeo. 

 

           Camino empedrado entre calzadas

El poblado que está prácticamente destrozado, pues sobre él se han hecho plantaciones de arbolado, especialmente olivos, habiéndose delimitado los bancales con calzadas de piedra construidas en su mayoría con las mismas rocas que formaban los muros del poblado que debió de ser muy importante en su época a juzgar por las dimensiones estimadas del mismo.

Las calzadas visibles del poblado nos muestran que su construcción se adapta perfectamente a la configuración del terreno, a su fisonomía y características, teniendo la misma forma ligeramente ovalada y curva del lugar donde está asentado.  Se aprecian dos lugares de ocupación, uno junto a la cruz de hierro, que da nombre al monte, siendo el primero amurallado y de poca extensión, mientras que el segundo situado más arriba, tiene mayores dimensiones estando fuertemente protegido por lienzos de murallas y torreones, siendo llano y actualmente está abancalado para el cultivo de árboles de secano, algarrobos y olivos.

                                                Calzada perimetral         

         Las prospecciones que se han realizado en el poblado nos permiten hacernos una idea aproximada de la magnitud del mismo, así como de su forma y perímetro. Se distingue bien casi todo el recinto amurallado y presenta en algunos puntos restos de torreones. 

 

                                    Calzada del linde del poblado 

      La parte Norte de la muralla es la mejor conservada, pudiéndose apreciar claramente el tamaño de la misma, también se conserva un trozo de muralla por el lado Este. Asimismo, son fácilmente reconocibles los restos de cuatro torreones, si bien pudieron existir algunos más.

                                       Restos de un torreón                  

En algunas zonas todavía se ven aflorar los zócalos de las casas, pero la mayor parte de estos se encuentra ocultos o bien han sido destruidos por las labores agrícolas sobre el terreno. Todas las casas tienen forma rectangular y las habitaciones son pequeñas. También puede observarse una abertura que aparece en la roca que mide 2,15 metros de perímetro, que se ensancha hacia su interior que alcanza una profundidad de 1,30 metros, por lo que posiblemente fuera utilizada, como en todas las construcciones de estas características, de aljibe.

En el croquis del poblado que dibujó el arqueólogo Enrique López, se marcó lo que era claramente identificable, con lo que se consiguió poder formarse una idea aproximada de la magnitud, perímetro y forma del mismo. Su perímetro es de unos 1.000 metros por 2.000 metros de anchura, no quedando restos de su altura, que se piensa debió de ser considerable.

            

                                Plantación de olivos

Los vestigios íberos se pueden aún ver en los restos que quedan del poblado. No hay problema para acceder al mismo, lo que ha propiciado que algún visitante haya podido incluso recoger y llevarse algún resto arqueológico como recuerdo. La despreocupación municipal a lo largo de las décadas ha provocado que dicho poblado sea hoy un centro arqueológico destrozado por la plantación allí de huertos de olivos, estando cualquier tipo de capacidad histórica prácticamente desaparecida, pero con la posibilidad de recuperación de un bien del patrimonio local tan importante como valioso para la historia de Antella.