viernes, 10 de abril de 2020

El pintor Francisco Lozano



Marina Estarlich Martorell
        Ramón Estarlich Candel
Cronistas de Antella

CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL PINTOR FRANCISCO LOZANO

            El año 2012 se cumpliò el centenario del nacimiento del pintor antellano Francisco Lozano, y en esta comunicación queremos dejar constancia de la vida y obra de éste artista que con su habilidad y facultad natural para las artes plásticas pudo ascender dentro del mundo de los grandes personajes artísticos, en la modalidad de pintura, hasta ser reconocido mundialmente y estar considerado como el descubridor y representante del paisaje mediterráneo, en sus cuadros de  colorido vivo y luminoso.

             El pintor Francisco Lozano Sanchis nació en Antella el 19 de septiembre de 1912, sus padres fueron Francisco (el tío Paco) y Teresa, que tuvieron otros dos hijos, Tereseta y Eliseo. Francisco murió en la ciudad de Valencia el día 29 de mayo del año 2000, a la edad de 87 años.

De pequeño se crió en un ambiente dentro del mundo de la pintura, pues su padre, conocido como “el tío Paco, el pintor”, fue pintor decorador de brocha gorda, si bien en aquella época era habitual que los pintores de casas después de aplicar sobre las paredes y techos una capa de cal en blanco o con otro tono de color, obtenido añadiendo colorante a la cal, remataban su trabajo con cenefas o pinturas de paisajes y flores en algunas paredes y en las bóvedas, en los revoltones o bovedillas (espacios que quedan entre las vigas de madera) y frescos sobre el panel central de la chimenea del hogar.

 En  la escuela primaria su maestro descubre en él una fuerte afición por la pintura y convence a su padre para que al finalizar sus estudios escolares, pase a la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia para cursar estudios de pintura lo que sucedió en el año 1928.

Con el fin de ayudarse económicamente para pagar sus estudios realiza diversos trabajos en la ciudad de Valencia, hasta que en el año 1932 obtiene una beca en el Colegio Beato Juan de Ribera de Burjasot, lo que le permite dedicarse plenamente al estudio de la pintura,  su vocación. Finalizados los estudios de la beca mencionada, consiguió otra beca pensionada por el Gobierno para la residencia de Pintores de la Alhambra de Granada en el año 1933. Estas no fueron las únicas becas, ya que en la primavera de 1952 cuando contaba con cierta fama y su nombre ya era reconocido dentro del mundo del arte, casi en la plenitud de su carrera profesional, fue pensionado por el Gobierno Francés en París.

Al terminar el servicio militar que realizó en Palma de Mallorca regresa a Antella y el día 2 de abril de 1939, finalizada la contienda civil española, cuando un capitán del ejército con varios soldados nacionales se presentaron en la población  para constituir las autoridades locales, nombraron a un nuevo alcalde, y Francisco Lozano Sanchis fue designado para el cargo de Jefe Local de Falange.

             Empieza su época de iniciación, en la que se dedica a pintar retratos de gente popular del pueblo y especialmente de su entorno. Entre otros pinta el retrato de su padre, de su madre, el de su hermana Tereseta y algunos cuadros de notable valía como La Casa de las Compuertas de la Acequia Real del Júcar, que según él decía, es el primer cuadro al óleo que salió de sus pinceles y no se tiene localizada otra pintura de un paisaje de su primera etapa pictórica. Otro óleo es el denominado El Borracho, que representa a un labriego con un pañuelo en su cabeza y faja en la cintura que está sentado en una silla, muestra  un color sonrojado en sus mejillas y sujeta en la diestra un porrón que contiene vino. Quizá el más conocido para los antellanos es un Cristo Crucificado plasmando en un cuadro religioso de grandes dimensiones, en tonos oscuros y lúgubres, que se conserva en la Iglesia de la Purísima Concepción de Antella.

En los cuadros de su primera época predominan los colores oscuros, tanto grises como negros, en contraposición a la futura explosión de colorido que dio a los cuadros de paisajes mediterráneos.

            Era un buen dibujante utilizando también la tinta china que era un procedimiento muy usado en su época. Continuó siendo pintor de mérito de grandes personajes, abandonando más tarde esta especialidad decantándose por los temas del paisaje, especialmente el mediterráneo, con sus dunas y arenales, llegando a ser un enamorado del mar y estos temas reflejados en sus lienzos le valieron el estar considerado como el gran maestro del paisaje perturbador del levante español. Fue un renovador del paisaje tradicional inspirado en Sorolla logrando integrar una serie de elementos que sintetiza una visión, como las barcas varadas símbolo de una manera de vivir y entender la comunión con el mar y los perfiles lejanos de los pueblos integrados en su entorno que sin embargo, no hacen que se pierda de vista la realidad.

            Gracias al mecenazgo del Marqués de Lozoya consigue introducirse entre la alta aristocracia española en Madrid, donde son muy apreciadas sus pinturas, y aunque su inclinación es por los paisajes al ser un buen retratista se le encargan retratos de personajes, como el de Ramón Menéndez Pidal. Otro de estos retratos fue el de Don Antonio Mompó, quien luego fue su suegro. Eugenio D’Ors lo incorporó a sus famosos Salones de los ONCE, que supuso su verdadera proyección nacional y su definitiva consagración como recreador del paisaje mediterráneo.

En el año 1941 se casó con Antonia Mompó Donet  con la que tuvo tres hijas, Mercedes, Antonia y Teresa. Después de contraer matrimonio permanece durante tres años en Madrid y en 1944 traslada su residencia a Valencia. Empieza a pintar paisajes de la zona mediterránea en Altea, donde se aísla grandes temporadas, así como en otras poblaciones de la zona, pues según el mismo decía, allí encontró la luz y el color para sus cuadros. Se enamora de la belleza, de la luminosidad y del colorido de aquella tierra y lo plasma en sus cuadros, Altea, barcas de Altea, Cala de Finestrat, Paisaje de Benidorm, Port de la Vila Joiosa, cuadros que decide conservar en su patrimonio familiar y que no quería desprenderse nunca de ellos, pues lo consideraba como el inicio de su imparable carrera artística. Otras obras suyas son Paisajes de Náquera, Bétera, Cerros de Játiva, Montañas de Barcheta, Barcas del arrozal, Arenal de Valencia, Lavanderas, Plaza de Ayora, El Saler, Dunas, Arenal con carros, Flores cerca del mar, Paisajes de Antella, y otros muchos.

            Tenía estudio en las localidades de Bétera y Xátiva, aunque en realidad su verdadero estudio estaba tanto en el campo como en la playa o en el mar, donde buscaba los modelos  para inspirarse en la panorámica de los paisajes y copiar los colores de la naturaleza. Pintó las tierras altas buscando la nitidez de la luz y la coloración fascinante de Valencia en la última franja antes de la montaña y el mundo de las dunas que representan un milagro de la floración.

            Fue un fecundo trabajador que dedicó su vida a la pintura del paisaje valenciano, viendo recompensado su esfuerzo que le llevó a alcanzar la cima de los más grandes artistas en el mundo pictórico.




            El 22 de julio de 1956 fue nombrado hijo predilecto de Antella, en un acto académico que estuvo presidido por los señores Olcina y Llosá Guijarro, subjefe e inspector provincial del Movimiento Nacional, respectivamente. Además asistieron al mismo  Don José María Bayarri en representación de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, Don Javier Goerlich, presidente del Circulo de Bellas Artes de Valencia, el que fue su maestro de escuela don Miguel Jarque Cervera y el alcalde de Antella Joaquín García Ubeda. A continuación se descubrió una lápida de mármol colocada en la fachada casa natalicia.

En la lápida hay un busto del pintor en altorrelieve y una inscripción que pone: “ En esta casa nació el día XIX de septiembre del año de gracia MCMXII el pintor Francisco Lozano. Antella, julio MCMLVI” . Seguidamente se procedió a descubrir otra lápida de granito que da nombre a la calle que se le dedicaba, que tiene su principio en la misma casa natal del pintor y finaliza en la última casa de la calle frente a la alameda y casa de las compuertas de la Acequia Real del Júcar.

También es hijo adoptivo de la ciudad de Valencia, de la ciudad de Xátiva desde 1988 y de la población de Sumacárcel. Tiene rotuladas a su nombre calles en distintas poblaciones y en ciudades como Benidorm se le dedicó una calle y una plazuela en reconocimiento a la difusión que hizo de la localidad en los cuadros que pintó inspirándose en esta ciudad y en su mar.


EXPOSICIONES, PREMIOS Y HONORES


A partir del año 1941, empieza una serie continuada de exposiciones, individuales y colectivas, tanto en ciudades nacionales como en otras ciudades importantes de todo el mundo.

De sus primeras exposiciones individuales entre los años 1942 y 1956 señalaremos la que fue su primera exposición en el año 1942 en la Galería de Arte Mateu en Valencia, a la que siguió en el mismo año la de la Galería Syra en Barcelona; en Bilbao en la Galería Arte en 1944; en 1946 en Madrid en la Galería Estilo que le manifiesta al mundo del arte y le abre las puertas de otras muchas exposiciones posteriores. En 1948 y 1949 vuelve a la Galería de Arte Mateu de Valencia; en el año 1950 en el Ayuntamiento de Alicante. La Galería Biosca de Madrid puso todo su empeño para hacerse cargo de todos los cuadros que pintaba guardándolos para montar exposiciones en su sala, como así fue en los años 1951 y en 1953;  y otras muchas que no incluimos en este breve y resumido bosquejo biográfico.

Entre las exposiciones colectivas del mismo periodo, están las de Valencia, (Bienal del Reino de Valencia, 1951 y 1953); Madrid (Circulo de Bellas Artes en 1948 y 1949; exposición Nacional,  1948, 1950 y 1952 y en las antológicas de 1948-49 y 1951-52, así  como en la bienal Hispanoamericana de 1951 y en el decenio de Arte Moderno de 1940-50). La de Buenos Aires (Arte Español, 1947) la de* El Cairo (Arte Español 1950). Venecia (Bienal 1950, 1952, 1954 y 1956). La Habana (Bienal Hispanoamericana, 1953). Alicante (Gran Premio Nacional, 1953) Santiago de Chile (Arte español, exposición internacional, 1953). Lima (Pintura Española Contemporánea, 1953). Alejandría, (Arte Mediterráneo, 1955).  París, (Arte Libre, 1953). Londres, (Arte Convencional, 1956). Ginebra, (Antología Bienal Hispano-Americana, 1956).

En las exposiciones individuales y colectivas enumeradas, consiguió los premios siguientes: Segunda medalla en la exposición de Bellas Artes, 1948. Primera medalla de la bienal del Reino de Valencia, 1951. Gran Premio Nacional “José Antonio Primo de Ribera” de la Diputación de Alicante en 1951. Segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes, 1951. Primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes, 1952. Gran premio de Uruguay en la III Bienal Hispanoamérica de Arte, 1955. Premio Nacional de Salamanca en el centenario nacional de Bellas Artes, 1957. Catedrático de preparar colorido en la Escuela Superior de Bellas Artes, y tantos y tantos premios y medallas de la que quiere destacar la Medalla de Oro de las Bellas Artes que recibió en el año 1993 de manos de su Majestad el Rey Juan Carlos I.

           En el año 1955 es nombrado Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia desde donde capitaneó la defensa del Patrimonio Artístico Provincial y ejerció como catedrático de colorido de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Entre sus alumnos destacan grandes artistas de nuestro tiempo como Manuel Boix, Artur Heras, Jordi Teixidor o Miquel Navarro.

Unos años más tarde, en 1970 se le nombra Consejero Provincial de Bellas Artes y vocal del Patronato del Museo de Arte Contemporáneo Príncipe de Asturias. En 1976 Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, pronunciando en 1978 su discurso de ingreso  titulado “Orden y claridad en un paisaje llamado Mediterráneo”, siendo contestado por Don Fernando Checa Goitia, arquitecto responsable de la obra de la Catedral de la Almudena y Cronista Oficial de Madrid.

          Los honores, nombramiento y distinciones de las más importantes Instituciones se vuelcan en su persona, obteniendo en 1984 la Medalla de Oro de la Facultad de Bellas Artes de Valencia y en 1985 es nombrado Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y miembro del Consejo Valenciano de Cultura desde donde aconsejó en cuestiones importantes sobre el museo del Instituto Valenciano de Arte Moderno, IVAM.

           Un año después, en el 1987, se le concede la Medalla de Oro en las Bellas Artes de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y ese mismo año es designado Académico de la Real Academia de Cultura Valenciana. Al año siguiente, 1988, la Universidad Politécnica de Valencia le distinguió con el título de Doctor Honoris Causa, y la última distinción que se le concedió fue la medalla de Académico de Honor concedida por la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia en febrero del 2000, que la recogió en su representación su hija Mercedes pues él ya no lo pudo hacer por encontrarse convaleciente de una enfermedad que había deteriorado mucho su salud.

          Falleció en la noche del día 29 de Mayo de 2000  a la edad de 87 años siendo enterrado en el panteón familiar que poseía en Bétera, en una ceremonia de la más estricta intimidad familiar. La misa del sepelio fue oficiada por Rafael Sanús, obispo auxiliar de Valencia que fue quien le daba la comunión cada viernes en su domicilio durante todo el periodo de su larga enfermedad.

           Tras su fallecimiento el Ayuntamiento de Valencia inició una serie de propuestas para realzar su figura y su obra pictórica. La primera de ellas fue denominar el paseo que se estaba construyendo en el Saler con el nombre de Paseo del Maestro Francisco Lozano (Pintor). Está denominación se realizó en reconocimiento  a la difusión que del paisaje del Saler hiciera en su obra. Para ello se cambió el nombre de una pequeña calle que estaba rotulada con su nombre en la ciudad con el fin de sustituirla por el Paseo del Saler.

Francisco Lozano empleó todas las técnicas pictóricas, empezando por el simple dibujo y pasando a otros métodos que reflejan la expresión plástica con el lápiz, la plumilla y el pincel. A partir de 1940 se dedica al paisaje marítimo valenciano con un tratamiento específico y peculiar. Su producción artística fue muy prolifera, pues pintó más de mil cuadros que se encuentran repartidos entre numerosas colecciones particulares y organismos culturales españoles y extranjeros.

Lozano regaló a la ciudad de Madrid, en el año 1980 al regresar de una larga estancia en Sudamérica una colección de 44 obras integrada por dibujos a lápiz, dibujos a carbón, acuarelas, tintas y óleos que fue destinada al Museo Municipal de dicha ciudad.

Obra suya puede contemplarse en importantes pinacotecas y museos tanto en España como en el extranjero, podemos citar como ejemplos el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid; Museo Provincial de Bellas Artes; el Municipal de Valencia; Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM); Museo Provincial de Bilbao y de Alicante; En el palacio de la Zarzuela; en Villafamés; Alicante; Salamanca entre otros. En el extranjero en Nueva York; San Luís; Los Angeles; San Diego; Roma; París; Bruselas; Lisboa; Buenos Aires; Montevideo; Caracas; México; El Cairo; Venecia; Santiago de Chile; Lima; La Habana; Alejandría; Beirut; Damasco; Bagdad; Amman; Jerusalén; Ankara; Estambul; Atenas; Londres; Ginebra y otras muchas ciudades en todo el mundo.

En Antella se conservan obras del inicio de su carrera, alguna de la etapa media y otras de su plenitud como pintor. Algunas de estas obras son poco conocidas, por estar en manos de personas dentro de su ámbito familiar, de entidades locales o de particulares, y pocas de ellas han formado parte de sus exposiciones, por lo que hacemos seguidamente una relación detallada de las mismas. 





·         Óleo sobre lienzo de 0,90 x 0,55 titulado Casa de las Compuertas”, primer cuadro que pintó durante su formación académica estando de vacaciones en Antella.  Se trata de un paisaje en el que refleja con un colorido brillante y armonioso el nacimiento del canal de riego llamado Acequia Real del Júcar, dando una mayor importancia al color de la espuma provocada por la fuerte corriente de la salida del agua de las compuertas, al color del cielo y del entorno, pero intuyéndose ya su inclinación por la naturaleza representada en el verde de la hierba de la ribera de la acequia entrecortada por el colorido de las flores, especialmente las amapolas.

·         Óleo sobre lienzo de 0,60 x 0,50 m, retrato de su padre, Paco (el pintor). Pintura de su juventud.

·         Óleo sobre lienzo de 0,60 x 0,50 m, retrato de su madre, la Tía Tereseta. Pintado también en su época juvenil

·         Óleo sobre lienzo de “Cristo Crucificado”, inspirado en Velázquez. Fue este uno de sus primeros cuadros, de su etapa de aprendizaje, cuando tal vez tendría unos 18 años, en el que se aprecian pinceladas con trazo sencillo sin resalto ni retoque de las facciones del cuerpo, existe una gran desproporción entre las extremidades, brazos y piernas y falta de detalles en sus pies y manos. Esta pintura que mide dos metros treinta centímetros de alto y un metro con cuarenta centímetros de ancho estaba sin datar y Lozano en uno de sus viajes a Antella puso como fecha la del año 1960.

·         Óleo sobre lienzo titulada Paisaje de Náquera, que mide 1,30 x 0, 98 m regalada por el pintor a la villa de Antella en el año 1956. Se trata de un paisaje realizado en su etapa media de cambio de estilo, y anterior a sus expresivas y luminosas realizaciones mediterráneas, pero lleno de colorido vigoroso que encaja por completo en su etapa de plenitud artística.

·         Óleo sobre lienzo titulado Paisaje de Llosa de Ranes, al cuyas medidas son de 1 x 0,70 m

·         Óleo sobre lienzo de otro paisaje titulado Dunas, que mide 0,80 x 0,60 en el que pinta una zona baja de amapolas con un cielo seminublado y un ligero esbozo del azul del mar Mediterráneo.

·         Boceto original para estampas de la primera comunión de un hijo de su hermano Eliseo, con el cáliz, espigas de trigo y un racimo de uvas.

·         Litografía numerada de un cuadro de Lozano sobre un tema de paisaje mediterráneo. Colección de 5 láminas de medidas 0,67 x 0,50 m

·         Litografía numerada de un cuadro de Lozano sobre un tema de paisaje mediterráneo Colección de 5 láminas de medidas 0,67 x 0,50 m

·         Litografía numerada de un cuadro de Lozano sobre un tema de paisaje mediterráneo. Colección de 5 láminas de medidas 0,67 x 0,50 m.

·         Litografía numerada de un cuadro de Lozano, sobre un tema de paisaje mediterráneo. Colección de 5 láminas de medidas 0,67 x 0,50 m

·         Litografía numerada de un cuadro de Lozano sobre un tema de paisaje mediterráneo. Colección de 5 láminas de medidas 0,67 x 0,50 m

Con algunas de estas obras y otras más aportadas por él se montó en el año 1985 en el salón de plenos del Ayuntamiento una exposición antológica bajo el título “Lozano i el seu poble”




ASI PENSABA EL ARTISTA:


Decía Lozano que el paisaje mediterráneo contemporáneo como habilidad termina en una fórmula, aquello tan importante que es el color para hacer posible la pintura, así como que el tema del cuadro no interesa ya que hay que ver una razón óptica y no fotográfica, observando, profundizando e interpretando las motivaciones.

La explosión de color en Levante es tan rotunda que, en cierto modo, es luz de manicomio.

El arte contemporáneo, explicaba Lozano, tiene el drama y el mito. Evidentemente para estar cerca de los esquemas se precisa un mundo de sensaciones de lo contrario solo quedan los recursos habilidosos. Hay muchas maneras de no hacer pintura, una de ellas es la habilidad. El paisaje, o responde a una realidad perturbadora o entra dentro de la simulación.

El paisaje no es solo lo que tienes delante; es delante, detrás, arriba, el cosmos; hay que ordenar ese mundo para que su esencia nos dé la realidad de una geografía. Esta pintura será la que produce un impacto de meditación nunca invitará a reír sino a pensar.

Todos los elementos son como pantallas luminosas que enmascaran la verdadera esencia del paisaje. Es un problema de claridad un problema de orden mental. Mucho más que un desmelenamiento “fauve” que mineraliza este paisaje cuya esencia es la luz pero más que la luz, la gran claridad.

Busco el Levante como es. “Yo creo que son las tierras más viejas; por aquí entró la cultura. En el Saler todavía hay zonas con cargas milenarias; las dunas son un paraíso virginal”.

También decía que un cuadro tenía vida propia y había que arrancársela a la realidad. Que la luz está bajo tierra y había que sacarla desde dentro de ella. Que lo que más le gustaba era pintar el mediterráneo, y que él necesitaba la luz monocromática que representa el Mediterráneo. No le gustaba pintar retratos, prefería la libertad total y absoluta de vivir libre como un pájaro.

Con respecto al Mediterráneo decía que: “me parece el paisaje más viejo de la Creación. Nuestro Saler, clínicamente es una maravilla, desaparecen y vuelven a aparecer las floraciones, el amarillo, la luz…, y esa África mar por medio, que eso es un encanto. Esta es la gran preocupación mía desde hace muchos años, desde que inicié mis actividades. Visualmente, el Mediterráneo es muy peligroso, tienes que tener una gran cautela, porque la escenografía te invade y entonces la esencialización desaparece. Hay que tener mucho cuidado, es un paisaje realmente…, casi me atrevería a decir que es un paisaje intelectual, en el sentido metafísico, es un ordenamiento mental. Entonces yo tuve y sigo teniendo esta preocupación frente a esta hermosura visual que representa todo el Mediterráneo. El ser el paisaje más viejo de la Creación le da un encanto, cruzada por tantas culturas, que eso es una maravilla. Yo me paso las mañanas enteras viendo vegetales y viendo arenales. Es derramamiento. Esta es la gran preocupación plástica mía, y en eso estoy, intentando poner orden y rigor a un paisaje muy maltratado en el orden visual. El Mediterráneo es una solución dramática, profunda, entrañable, llena de claridad y eso es lo que hay que hacer en pintura, esa ha sido mi preocupación”.

Era una persona tan enamorada del Mediterráneo que se pasaba largas horas contemplándolo y percibiendo sus cambios de modalidad de colores. En una de esas ocasiones que estaba ensimismado con la mirada puesta en el horizonte, en la línea donde se junta el mar con el firmamento, en Altea, en el chiringuito de la playa conocido con el nombre del Crac, (cangrejo), su propietario le preguntó que estaba observando con tanta atención, y el pintor Lozano le contestó: “estoy esperando ver aparecer por el horizonte a Ulises”. 


ALGUNAS OPINIONES SOBRE LOZANO


De él dijo Rodrigo Rubio “Francisco Lozano con apasionada actitud ha buscado su paisaje, se ha centrado, aprehendiéndolo, sobre ese paisaje, y ha querido hacer suya y de forma personal, la luz, la palpitación y el aliento atmosférico y así el Levante de Francisco Lozano es un Levante teorizado y poetizado por él...”

El poeta granadino Luis Rosales decía en el prólogo del libro “Francisco Lozano”, de María Estellés Contreras, las siguientes palabras. Lozano es un gran pintor, además es un pintor que habla muy bien. Es tan preciso hablando que siempre dice lo que quiere; es más siempre completa lo que tú estás pensando. Recuerdo una frase suya que decía: La pintura nos conduce por senderos del alma que apenas descubiertos no es posible volver a pisarlos. Sobre el punto de su facilidad oratoria se decía de él que sus pocas conferencias ofrecidas en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos eran conferencias con sabiduría pensada a caballo de temas artísticos y la calidad jugosa de sus escaramuzas literarias que valdría la pena que aumentaran.

Pedro Laín Entralgo decía: “Francisco Lozano pintor que egregiamente ha sabido reemplazar su misión y ejercitar su oficio revelándonos de manera inédita – melancolía, drama – la realidad y la belleza de un pedazo de España, con su gran obra pictórica”.

Para el pintor Michavila el paisaje de Lozano desde la ribera azul y ocre hasta las abrasadas colinas de Alicante, lo hemos asumido como lo que es esencialmente: una genial, directa y medular teoría de la naturaleza mediterránea, de la cual el pintor, sin dejarse deslumbrar por la soberana luz y más allá del falso tópico del Levante Feliz ha querido y ha sabido desvelar el subyacente drama de nuestro paisaje.

La escritora Fernanda Zabala afirma que Lozano es “un místico de la pintura, un lector del paisaje que interioriza y reinventa desde la pasión del impulso creativo, impregnando la sensualidad y sometido después a un proceso intelectual depurador de banalidad estética, capaz de generar alternativas sugerentes y personalísimas que cumplen con holgura la función comunicadora del arte, la que aporta valores irrepetibles e intrínsecos a propuestas universales”

Para el poeta Francisco Brines, Lozano pintaba a menudo una Valencia con sol pero nublada. Esa Valencia sorprende a muchos, pero esa Valencia existe. El mar era en su pintura un acompañante lejano de la costa. Lo que protagonizaba sus cuadros era la vegetación primitiva y la presencia de una mirada esencial sobre un lugar determinado.

El profesor y crítico de arte Ramón de la Calle resume la figura del artista  con el comentario de que en los años 40 dominó la ordenación del color. En los 50 la variabilidad gestual. En los 60 el gesto y el color hablan en nombre de un expresionismo sensorial. Al llegar a los 70 hay una radicalización subjetiva: signo y color ya no pertenecen a la descripción del paisaje, sino a su mundo conceptual. Son casi ideogramas de sus vivencias. Y al llegar a los 80, la morfología y la sintaxis del gesto llega a su punto álgido: el gesto es al cuadrado como la escritura al pensamiento.

En una entrevista que el Diario Las Provincias hizo al pintor Lozano en el otoño de 1995 confesaba: “Yo quiero plasmar lo que veo todos los días, pero trascendiéndolo, dándole un significado universal, huyendo del valor local”; al tiempo que insistía en que en la vida “hay que estar siempre con la actitud del aprendiz”

Un acontecimiento como el del centenario del nacimiento del pintor Lozano no podía dejar de celebrarse con una magna exposición de su obra y el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana ha organizado en el Centro del Carmen una exposición retrospectiva del artista titulada “Francisco Lozano. La mirada creadora”, donde pueden contemplarse más de 60 de sus cuadros procedentes de colecciones privadas y de 15 instituciones nacionales.

La muestra expuesta en un orden cronológico, comienza con una serie de retratos, que pintó en sus principios como retratista, y las figuras humanas se van cambiando por un paisaje cada vez más sintético y abstracto como son las dunas de nuestras costas mediterráneas.

La exposición se complementa con fotografías, cartas y documentos de su ámbito privado y familiar y como broche editorial, el Ayuntamiento de Valencia publicará, dentro del año Lozano, un libro sobre el pintor antellano Francisco Lozano.





BIBLIOGRAFIA:

·    Caññe, Román de la. Francisco Lozano: El paisaje como síntesis. Altea: Aitana, 1993. 81 p. ISBN: 8486156238

·         ESTELLÉS CONTRERAS, Mara. Francisco Lozano. Valencia : Vicent Garcia, 1987. 300p. ISBN: 84-85094-66-Z

·         Francisco Lozano : maestro del paisaje mediterráneo, Francisco Agramunt Lacruz, ed. Valencia : Universidad Politécnica de Valencia, 1995. 342 p. ISBN: 8477213127

·         Lozano : La invención de un paisaje : IVAM Centre Julio González, 27 abril-20 junio 1993 : [exposición]. Valencia : IVAM, D.L. 1993.163 p. ISBN: 84-482-0161-2

·         Libro del Cronista de Antella, anotaciones por el cronista de la villa Ramón Estarlich Candel. Antella: [s.n.]. pag. var.

·         Diario Las Provincias, 21 de mayo de 1971

·         Diario Las Provincias, 7 de mayo de 1995

·         Diario Las Provincias, 30 de octubre de 1995

·         Diario Las Provincias, 2 de febrero de 1997

·         Diario Las Provincias, 12 de febrero de 2000

·         Diario Las Provincias, 16 de febrero de 2000

·         Diario Las Provincias, 31 de mayo de 2000

·         Diario Levante, 16 de marzo de 1975

·         Diario Levante del 28 de junio de 1987

·         Diario Levante, abril 1993.

·         Diario Levante, 29 de octubre de 1995

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